QUE VERGUENZA!

Es claro, es una VERGUENZA. La gran olla popular organizada por el grupo civil "LAICAP" es el ultimo pataleo que queda. Después de un año de persecusiòn a la Iglesia del Este del país sin conseguir nada, organizan una actividad grosera que juega con la necesidad del pueblo menos privilegiado. Como no consiguen respuesta de la Santa Sede, dentro de poco van a sostener los marxcistas públicamente que hay que ser católicos paraguayos y dejar a Roma: "Como hicieron los próceres de mayo"(opinión de Javier Miranda).

Mientras el presidente Fernando Lugo disfruta de sus mujeres y placeres, su gobierno actual, que no ha hecho nada hasta ahora más que "tapar hoyos" por el país, sigue manteniendo el mismo índice de pobreza en el Paraguay. Me pregunto entonces si dejaran de venir estos pobres niños de la calle y las familias mas pobres de esta zona a esta "gran olla popular"?? Y cuando ésto esté lleno empezaran a gritar, a urrear, a insultar y a decir las mismas locuras de siempre!

Pobre gente que no se dará cuenta que a nadie le importa realmente de sus problemas! Que cuando todo se acabe ya no habrá ollas populares porque todo esto fué sólo, una oportunidad más para hacer un "meeting político". Es asqueroso! jugar con la necesidad de la gente! Esto no se hace!




Por otro lado, esta es la prueba de su último pataleo ya que nadie hasta ahora se les ha adherido, excepto, las personas utilizadas o con intereses personales en Itaipu, que como todos saben, el depravado sexual de Mereles tiene acceso a esa Institución. Es una pena que se juege con la falta de trabajo, pero más pena dan las personas que venden su fé.






Nuevamente el dinero del pueblo será utilizado para financiar pagos de colectivos para una arreada semejante al de algunos días atrás y nadie dice nada! Como decía mi estimado Pedro Fadul: "Esto es sólo más de lo mismo". Pero yo diría que hay un ingrediente nuevo: El chavismo.

Hay que admitirlo esta vez habrá mucha gente, pues es mucha gente la que sufre y hasta muere de hambre! Saludos




Arriba. Benigna con el hijo de Lugo